Nahiara Pavón de 6 años de edad fue la pequeña que en julio pasado recibió un nuevo corazón, el caso fue celebrado por todo el país debido a lo difícil que es conseguir un donante de órganos en Paraguay, y más aún cuando se trata de un corazón.
El equipo médico que acompañó el proceso de Nahiara vivió una verdadera maratón en la cual salvar la vida de la niña era la meta, siendo el tiempo, el verdugo que sostenía la cuerda de la guillotina que podía terminar con la vida de la pequeña Nahiara quien conquistó el corazón de todo un país a través de los medios de comunicación.
En ese equipo estuvo la licenciada Nora Leticia Riveros (45), egresada del Instituto Andrés Barbero, quien ejerce la profesión desde hace 21 años. “Es vocación, es servir al que necesita, siempre he trabajado con niños, el único tiempo en el que trabajé con adultos fue en Italia, en donde fui con algunos colegas en el 2004, a Bolonia, regresé en el 2008 al país por cuestiones familiares”, resaltó (estaba embarazada y quería que mi hija nazca en el país), manifestó en conversación para el boletín de la APE.
La licenciada desempeña funciones en el hospital Acosta Ñu desde el año 2009, actualmente, forma parte del plantel de la UCI cardio (Cirugía Cardíacas Congénitas y Adquiridas) de dicho nosocomio.
“Empezamos con cuatro unidades, con dos camas para cardio y dos camas para neuro, aunque en algún momento nos quedamos sin neurocirujano. La lista de pacientes que llegaban del interior era impresionante y en el 2012 se dio nuestro primer trasplante cardiaco, ese paciente hoy día ya tiene 17 años y está en perfectas condiciones. Desde el 2012 hasta hoy ya se realizaron 12 trasplantes, tuvimos 4 pacientes con Berlín Heart y hoy en día ya tenemos dos camas”, relató.
En esta unidad, relata la licenciada, se trabaja con los padres ya que consideran que el acompañamiento emocional es fundamental para la recuperación de los pacientes. “Enfermería es una vocación y cumplimos varios roles cuidamos el sueño y descanso de nuestros pacientes, en nuestro servicio tenemos un plan de cuidado, la parte de educación es muy importante, somos también psicólogas, por los decesos que tenemos en el servicio y por la presencia de otros niños y nos toca realizar la contención a los padres y de nuestros pacientes”, agregó.
El caso de Nahiara es considerado un caso emblemático porque se pudo salvar la vida de una pequeña y, además, el procedimiento fue un éxito “Con respecto a Nahiara, ella ingresó de otro servicio en noviembre del año pasado, llegó en compañía de sus padres, el traslado se debió a la necesidad del trasplante, le habían diagnosticado miocardiopatía restrictiva en fase dilatada, estuvo con nosotros hasta marzo, pasó las fiestas en Acosta Ñu, generalmente estos pacientes que siempre están en lista de espera, pasan mucho tiempo con nosotras, porque lastimosamente en nuestro país todavía es un tabú la donación de órganos, falta aún concienciación por parte de la ciudadanía”, lamentó.
Sobre el punto, la licenciada señala que la campaña de donación de órganos debe ser continua “Tiene que ser continuo este trabajo de donación, debemos dejar de hacer campañas titánicas cuando aparece un caso como el de Nahiara y esperando ya en fase terminal, considero que las campañas de donación de órganos, no solamente de corazón debe ser abierta y continua, la estancia de nuestros pacientes en espera, es larga, en ese lapso de tiempo ya somos parte de la familia del paciente”, resaltó.
El caso de Nahiara fue considerado una verdadera bendición porque después de cuatro días de haber sido conectada a los dispositivos ventriculares recibió el nuevo corazón, pero previamente el personal de blanco tuvo que sortear una serie de dificultades para mantener a la niña con vida.
“Hubo un problema, no teníamos los insumos, porque antes de la pandemia, desde hace 20 años no habíamos usado el aparato y fue entonces que el equipo médico decidió, después de una consulta con sus pares de España coincidieron en conectarla al Berlín Heart. Fuimos bendecidos como servicio y ella como paciente, porque a los cuatro días de haberla conectado, hemos recibido la noticia de un posible donante, cabe resaltar que el Berlín Heart es un equipo que está 24 horas conectada al paciente, cada bomba está conectada con dos cánulas, uno permite el paso de la sangre del paciente a la bomba que es la cánula venosa y la otra arterial, esta asistencia ventricular sirve de soporte y puente al trasplante”, celebró.
Es en este punto donde el rol de la enfermera se vuelve fundamental, pues el cuidado del paciente depende netamente de la función de las licenciadas. “Estas cánulas tienen su cuidado, allí entra enfermería, en un rol integral del trabajo de cuidado primeramente dicho y como ya indiqué de psicóloga para la paciente y familiares, lo que se estila en general en este caso, son asistidos por un equipo de sicólogos, que incluye la proyección de videos explicándole a la paciente y familiares de cómo funcionan las bombas. Cuando ya se realizó el trasplante, al día siguiente después de la anestesia, al despertarse el médico fue explicándole del procedimiento que realizaron, es un trabajo muy duro, en este tiempo tuvimos cuatro Berlín, dos perdimos y en dos salimos victoriosos, después de la intervención reaccionó bastante bien, estaba evolucionando baste favorable con mínimas dificultades. Cuando hablamos de trasplante cardiaco es un acontecimiento que cambia la vida y requiere mucha disciplina para la profesión”, enfatizó.
Es importante recordar que desde el 2012 a la fecha ya se realizaron 15 trasplantes, 10 sobrevivieron y se han adherido bastante bien al tratamiento, llevan una vida con hábitos saludables y controles periódicos. El éxito de un trasplante cardiaco ha aumentado gracias a la mejoría de los tratamientos que se aplican durante una intervención, los médicos se han especializado y están a la vanguardia de los avances en este tipo de cirugías complejas.
Dos momentos inolvidables en el proceso de Nahiara
“El tiempo más duro que tuvimos que enfrentar como servicio fue cuando ella volvió para su última internación en junio, tuvimos dos situaciones muy duras con ella; la vimos muy deteriorada cuando regreso, ella estaba ya con un tratamiento que ya no resistía, el otro momento duro fue el día que llegó la noticia que fue un sábado, de un donador, que al final no pudo ser, aunque al día siguiente si llego el donador compatible ¡Gracias llegó la buena noticia, domingo a la mañana! y fue entonces, que se procedió al soñado trasplante”, prosiguió.
“Una inmensa felicidad para el equipo médico y de enfermería y los padres, era un fin de semana, envié a todos los grupos que ya teníamos el corazón para Nahiara, y de paso también solicitamos la asistencia de los compañeros para reforzar la guardia. Fue un poco particular esta vez nuestro trasplante por los episodios que se dio, de un no al comienzo y después el sí”, agregó.
Nuestra entrevistada resaltó que para cuidar a un paciente como Nahiara, se requiere de tres enfermeras mínimamente. “Desde que sale de quirófano, tenemos un plan de cuidado, estandarizado, se necesitan tres enfermeras para el recibimiento de esta paciente, antes de que llegue a sala, preparar nuestra mesada de medicamentos, la cama, se utilizan lencerías estériles los primeros 8 días para la trasplantada, la monitorización, las alarmas, la parte del ventilador, el armaje, la modalidad, el control de los drenajes, son cuidados muy importantes que debemos atender en pacientes operados de alguna cardiopatía y trasplantados, es fundamental el control del sangrado y la diuresis que se realiza cada hora”, explicó.
“El trabajo en UCI Cardio requiere de mucha disciplina, hemos ido construyendo esto con el paso del tiempo, en cirugías cardiacas es totalmente diferente el trabajo, el manejo del paciente operado de cirugías cardíacas que uno polivalente, en cada turno tenemos una actividad que realizar, pero dependemos de la evaluación del médico tratante para hacerlo según necesidad del paciente”, concluyó la licenciada.