50 años de la carrera de Enfermería de la UC; excelencia en la formación académica

Por Ilusión Quiñones ilusionquionez@hotmail.com

La Dra. Madeleine Genest; directora general de la Carrera de Enfermería; relata sus vivencias en el proceso de la creación de la carrera de Enfermería, que cumple 50 años en la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (UCA), también sobre el nacimiento de su libro “Mi Misión; un regalo de Dios” realizamos con ella un paseo por esta rica historia que conmueve por los grandes desafíos que ha debido enfrentar. Iniciamos esta entrevista hablando de los antecedentes de la conformación de la carrera en tan distinguida casa de estudios.

¿Cómo nació la Carrera de Enfermería?

  • Nació con la Fundación del Hospital Universitario en el año 1973, se abrió el primer grupo de estudiantes, en aquel tiempo estaba solamente la Universidad Nacional, que tenía la carrera de Enfermería y ellos se ocupaban de la parte administrativa. Enfermería Asistencial no había y esta sede tenía en los planes ser un hospital, entonces teníamos la misión de formar profesionales de enfermería, fue allí que empezó la escuela en el 73, y en 1974 ya fuimos aceptados por la Universidad Católica. Así fue que empezó la carrera de Enfermería, año a año fue creciendo esta escuela, espero que esto siga, tiene que continuar, está muy bien plantado, ya estamos mayor, yo confío mucho. Son cuatro actualmente los integrantes de la directiva de la carrera, directora Académica, directora de Práctica, directora de Postgrado y directora de Investigación y Extensión

¿Cómo fueron los primeros años?

  • Esos primeros años no fueron nada fácil, se debía de hacer, organizar todo, comenzar desde cero, no había nada, la fundación canadiense “Congregación Hermanas Agustina de la Misericordia de Jesús” a la cual pertenecía, me regalaron tres escritorios y seis sillas, el salario era de 10 mil guaraníes, al proyecto se unió la Hermana de la Caridad llamada Teresa, tuvimos que dividir el salario a 5 mil cada una. El marco político de entonces era terrible, la dictadura, todo era miedo, era un régimen de terror, la gente que acudía era muy pobre, no tenían para pagar la mensualidad de mil guaraníes, tenía tres monasterios en Canadá y lo que hice fue que cada monasterio adoptará un estudiante y así poder solventar sus estudios, comencé con 20 estudiantes que al final se redujo a 14; siempre fui muy estricta en la educación.

¿Qué la inspiró para escribir el libro?

  • Cuando abrí el doctorado en el 2020, allí dije ya estoy en la cima, ya terminó mi misión, después me dije que no teníamos la historia y fui recopilando las anotaciones que tenía, no puedo terminar mi carrera sin dejar esto escrito, estos 50 años de historia deben ser conocidos por los que se quedan, por los que están, por los que vendrán, lo tomé como una obligación que tenía que escribir y durante la pandemia me metí más todavía en elaboración de mi libro, este libro también es mi autobiografía, pero con toda la historia de la escuela; me sentí en la obligación de escribir este libro por todas esas fundaciones que colaboraron en la creación de la Escuela.

 

Hicimos la traducción en francés del libro “Mí Misión: Un regalo de Dios” y ya está en venta en Canadá, para mi gente, para que vean lo que se hizo en estos 50 años.

 

¿Cuál es la fortaleza de Enfermería?

  • Nuestra fortaleza es la humanidad, nuestros egresados son gente preparada profesionalmente, pero también la parte humana, la parte religiosa, para mí la fortaleza radica en que son excelentes profesionales y humanos, desarrollamos el respeto, el amor que se debe tener en la profesión.

¿Qué consejo daría a los estudiantes de enfermería?

  • Si quieren realmente hacer de su vida algo para los demás, si quieren que su vida sea un éxito, decirles que no han nacido en balde, todos tenemos un propósito en esta vida, una misión y estudiar Enfermería es ante todo dar amor. Y el enfermero/a debe darse a su gente, brindarse de lleno a su profesión y eso debe llevarlo en el corazón.

¿Puede comentarnos Doctora cómo se dio la asistencia a los presos políticos?

  • Me contactó el Comité de Iglesias, que necesitaban una enfermera y nosotros teníamos el perfil. En ese entonces las hermanas dijeron “solamente Marlene puede hacer esto”, y ahí empecé a trabajar con los presos políticos, iba a Emboscada dos o más veces por semana para llevar medicamentos, a través del Comité de Iglesias hacíamos este servicio.

Fue un tiempo muy difícil, de mucho miedo, mucho sufrimiento porque veía a esta gente, yo podía entrar al corralón y hablar con los presos políticos. A mí me pasó de todo en ese tiempo, en cada viaje uno no sabía que lo que iba a pasar “me van a dejar entrar” o qué, era muy difícil, fue algo que me ha marcado por el resto de mi vida el ver a tanta gente sufrir; gente torturada que salía de investigación y luego lo llevaban allí (en Emboscada) y nos mostraban todo lo que vivían. Yo conseguí bastante con el encargado (de la prisión), que me dejaba entrar hasta muy adentro. Había muchísimos presos políticos, salían y lo volvían a meter, yo escondí a mucha gente, hasta llevé a toda una familia a Posadas para salvarlos. En Emboscada había de todo, desde niños, hasta ancianos, porque cuando buscaban a alguien tomaban preso a toda la familia. Esto yo hice en el año 1976, luego igual iban a casa y un buen tiempo los llevamos a las embajadas, para salvarlos.

¿Y qué puede destacar sobre este 50º Aniversario de la carrera de Enfermería?

  • Este año festejamos nuestro 50º Aniversario y es algo increíble que ya llegamos a esto. En toda esta historia yo escribí el libro porque dije que no puede ser que 50 años de rica historia muera, porque las personas pasamos y si no se escribe la historia se olvida y no quise eso. Todo lo vivido, el trabajo que se ha hecho, los sufrimientos atravesados se quedan para los que van a venir, toda la historia de esta Escuela.
  • También, el segundo motivo por el cual escribí este libro es por un sentido de justicia, justicia para los que estuvieron con nosotros, hay mucha gente que ha ayudado y por todos ellos escribí, para que sepan todo lo que hicimos con esas donaciones que nos otorgaron, la versión es en español y francés porque el libro ya se está vendiendo en Canadá (donde están algunos donantes), y yo sigo trabajando hasta que Dios diga basta, porque nunca es suficiente todo lo que hacemos. Hicimos recientemente una caminata simbólica con los alumnos de Ciencias de la Salud y en ese encuentro mucha gente se dio cuenta de todo lo que hicimos, vale la pena celebrar todo lo que avanzamos.

¿Cuántas sedes tiene la Carrera Dra.?

  • Además de la sede central en Asunción, tenemos en Pedro Juan Caballero, Villarrica, Caaguazú y Encarnación. Hasta ahora casi 4.000 alumnos han estado en nuestra carrera.  Y actualmente hay un promedio de 25 alumnos en el primer año, en cada sede. Somos exigentes porque hay que ser verdaderamente un buen profesional, por eso somos exigentes y nuestros alumnos nos agradecen, con cada curso las exigencias aumentan.

¿Cuáles son las principales dificultades que han debido enfrentar a lo largo de estos 50 años?

  • Hay tantos que no sé por dónde empezar, nada fue fácil desde el comienzo, lo primero fue que la Fundación pueda ingresar a la Universidad Católica, esa fue una las más grandes luchas, esa fue una lucha terrible, porque al comienzo estábamos asociadas nada más con la UCA. Yo dije que no podíamos seguir así, la Fundación tenía que entrar en la UCA. Tuve problemas con mi comunidad, en el 86 tuve que ir a Canadá y el Monseñor Rolón -que en ese momento era el Arzobispo- me dijo “si no vuelves tendremos que cerrar la escuela” entonces tuve una encrucijada terrible: me quedo en Canadá o vuelvo al Paraguay. Al final no tuve otra salida que dejar mi comunidad (en Canadá) para poder seguir con la Escuela de Enfermería, ese fue el sacrificio más grande que hice en mi vida.
  • Pero era la única forma que la Escuela siga, en todo el tiempo yo vi que esa es la misión que el Señor esperaba de mí, tenía que hacer eso era la misión que debía cumplir, estaba llamada esto y seguí con mucho sacrificio porque no tenía plata. ¿Llegaba fin de mes y me preguntaba cómo voy a pagar la secretaría?, tenía mi mamá y mi familia que me ayudaban muchísimo desde allá y también amigos que me ayudaron. Con estas donaciones seguí, nunca tuve plata, pero tampoco nunca me faltó.